Picar la cebolla y poner a pochar en una sartén amplia con abundante aceite de oliva extra virgen.

Pelar y cortar las patatas en rodajas homogéneas. Incorporar a la sartén con la cebolla. El aceite debe ser abundante y casi cubrir las patatas.

Con una paleta de silicona ir volteando las patatas para que la cocción sea homogénea. El fuego debe estar a temperatura media. Las patatas no se tienen que tostar, más bien pochar, y deben quedar bien blandas.

Sacar las patatas y cebolla, una vez cocinadas y escurrir del aceite. Lo ideal es volcar en un colador para que escurran bien. Poner las patatas al punto de sal.

En un cuenco amplio poner los cinco huevos y batir bien. Poner al punto de sal. Añadir las patatas y la cebolla al huevo y mezclar.

Si las patatas están aun calientes cuajarán, en parte, el huevo y posteriormente se requerirá menos tiempo para hacer la tortilla.

Para cuajar la tortilla lo ideal es utilizar unas sartenes especialmente diseñadas para esta labor. Son antiadherentes y permiten voltear la tortilla sin dificultad. En cualquier caso es muy recomendable tener una sartén que sólo se utilice para cuajar las tortillas de patatas y evitar problemas de que se agarre la tortilla a la sartén.

Para conseguir una buena tortilla de patatas es importante la calidad de los ingredientes pero, igualmente, el proceso de cuajar la tortilla para que quede en el punto adecuado.

Hay quienes les gusta muy poco cuajada y otros muy cuajadas. Personalmente prefiero que esté muy jugosa pero sin que el huevo esté excesivamente líquido.

Para conseguir el punto adecuado también hay que considerar el grosor de la tortilla. A mayor grosor se requerirá más tiempo.

Una técnica es tener la sartén caliente con el fuego medio alto. Verter la mezcla y esperar a que comiencen a aparecer burbujas en la superficie de la mezcla. Ese es el momento para dar la vuelta a la tortilla.

El tiempo por la otra cara de la tortilla será similar al utilizado en la primera ocasión.