Picar las almendras a cuchillo. Mejor que en mortero que hará más una harina que pequeños trozos de almendra.

Quitar la piel a la morcilla y hacer bolitas del tamaño de un bocado. Es conveniente tener las manos mojadas para que no se quede adherida la morcilla.

Pasar las bolitas por harina, huevo batido y las almendras picadas. Apretar las bolitas para que la almendra quede bien adherida a la morcilla.

Poner abundante aceite a calentar y freír a 180º unos pocos minutos hasta que estén doradas. Pasar por un papel absorbente para retirar el exceso de aceite.

Se deben consumir reciente hechas, cuando aun están calientes o templadas.

Una vez hechas las bolitas se pueden guardar en un recipiente cerrado herméticamente en la nevera hasta el momento de freír (incluso se pueden congelar).