Una buena ensalada de tomate es algo digno de disfrutar si está bien hecha y con buenos ingredientes. Con algunos pequeños trucos se puede conseguir una verdadera delicia.

Los tomates deben haber estado fuera de la nevera, un par de horas antes, para que tengan un sabor más intenso. Si se dejan 30 minutos al sol, el sabor mejorará mucho. Los tomates tienen que estar en su punto y no excesivamente maduros –algo de verde es aconsejable-. En función del tipo de tomate se puede retirar la piel con un pelador de tomates (son peladores con el filo dentados para facilitar el proceso).

Una vez quitados los extremos de los tomates, ya pelados, hay que cortar en rodajas de un grosor de unos 1,5 cm. de grosor. Cada rodaja se parte por la mitad y se coloca, de forma ordenada, en una fuente amplia, para que no estén unas rodajas encima de otras.

El cuchillo tiene que estar muy bien afilado para no estrujar el tomate y sacar el jugo.

La forma de aliñar los tomates es importante. Hay que poner tres partes del mejor aceite de oliva extra virgen y una de vinagre de vino blanco en una taza o un bol y agitar con un tenedor. Salsear generosamente.

Opcionalmente se puede poner algo de orégano en cada rodaja de tomate o, alternativamente, ajo crudo muy picado. Después añadiremos sal en escamas de forma generosa pero razonable.

Finalmente adornar con algunas olivas del tipo manzanilla cortadas por la mitad o incluso añadir unas buenas anchoas de Santoña.

Por supuesto se puede utilizar la variedad de tomates Raf o tomates rosa de Barbastro. En el caso de los tomates Raf de la Vega de Almería es mejor que no tengan aceitunas, ajo o anchoas ya que, en tal caso, debe predominar el tomate y potenciar el excelente sabor de esta variedad. Igualmente esta variedad de tomate no se debe pelar.