Conservación

Es casi imposible salir cada mañana para hacer la compra del día, como ocurría antiguamente. Además los formatos de presentación suelen ser de cantidades muy superiores al consumo inmediato y no es sencillo encontrarlos a granel o al peso.No nos queda más remedio, para no tirar el producto y el dinero, que conocer y utilizar algunas técnicas para alargar el máximo posible su período de conservación.
Hay algunas técnicas que son de aplicación generalizada a la casi totalidad de productos. Otras, por el contrario, son muy específicas de algún tipo de alimento.Deberemos tener presente que no siempre hay que utilizar la nevera y que, con algunos alimentos, es incluso perjudicial. 

Generales

  • Siempre que sea posible hay que guardar los alimentos en la nevera en tarros o bolsas con cierres herméticos. Incluso es muy recomendable la utilización de una envasadora al vacío casera. Al evitar que el aire entre en contacto con los alimentos se alarga su duración y, además, evitamos que los olores se mezclen en el frigorífico. Este consejo es de aplicación generalizada salvo para las frutas y las verduras que necesitan respirar.
  • Los recipientes de cristal deben ser cuadrados, siempre que nos sea posible, y no redondos que desaprovechan mucho espacio.
  • Cuando se adquiere un producto, del cual aún tenemos algunas existencias en nuestra nevera y/o despensa, es necesario tomarse el tiempo para evitar que lo más antiguo se quede en el fondo y comience el proceso de descomposición –que además afectará a lo más nuevo-.
  • Hay que evitar introducir cosas calientes en la nevera. No sólo es tirar el dinero por un excesivo consumo de energía es que, además, se produce un subida generalizada de la temperatura en el frigorífico y ello puede originar una mayor descomposición de los alimentos.
  • En casi todas las neveras la parte más alta es donde alcanzan más frio mientras que en la parte baja –tradicionalmente cajones para verduras- es donde menor frio se produce. Hay neveras con sistemas de control de temperaturas por áreas.

 

  • Cuando una lata se abre y no se consume en su totalidad la mejor forma de conservar es pasar el contenido a un recipiente de cristal con cierre hermético y poner en la nevera. Deberemos cuidar que el líquido de la conserva cubra, lo mejor posible, el producto y evitaremos que se quede seco enseguida. Si la conserva es en aceite podemos añadir más aceite para cubrir.
  • Hay que revisar las fechas de caducidad de los productos frescos y establecer un plan de comidas que optimice su utilización. Cuando las fechas de caducidad están cercanas hay que utilizar la imaginación para preparar menús que permitan su utilización lo antes posible.
  • Mantener bien limpia y ordenada la nevera asegura una mejor conservación de todos los alimentos. Además, el adecuado orden permite localizar el producto antes y evitar estar rebuscando en los cajones con las puertas abiertas del frigorífico gastando energía inútilmente.
  • Siempre son preferibles los envases de vidrio que los de plástico. Conservan mejor el alimento sin alterar su sabor y, además, son más higiénicos.
  • Es recomendable poner en el frigorífico un absorbe olores en la parte superior y en la parte inferior algún producto para absorber el gas etileno que desprenden las verduras y que aceleran la descomposición de los alimentos.

 

Específicos

Conservar tomates
Conservar tomates
Conservar perejil
Conservar perejil
  • Los embutidos curados se conservan mucho mejor cuando están en piezas en una despensa o fresquera y no en la nevera. En un lugar sin luz –evitando el sol directo- con una temperatura de unos 20 grados y bien aireado. Lo ideal es que estén colgado y que no entre unos en contacto con otros y la parte de corte deberá estar boca abajo y tapada con papel film o similar. De la misma forma el embutido loncheado en embalses al vacío no es necesario que esté en la nevera.
  • Si el embutido lo hemos adquirido al corte o en envase al vacío que ya hemos abierto habrá que guardarlo en la nevera protegido por papel film. En este caso habrá que sacar de la nevera con el suficiente tiempo para que el fiambre tome la temperatura ambiente –de otra forma la grasa apelmaza las lonchas y es imposible de separar y su sabor es insípido y nada que ver con el embutido a temperatura ambiente.
  • En la conservación de los quesos hay dos factores fundamentales son la temperatura y la humedad del ambiente. El proceso de fermentación del queso se acelera cuando la temperatura es alta y se ralentiza cuando la temperatura es baja. En cuanto a la humedad ambiental, si ésta es excesiva se produce un enmohecimiento de la corteza, por el contrario, si la humedad es baja, la consecuencia es que el queso se endurece y se seca, produciéndose en algunos casos grietas en la corteza. El mejor sistema de conservación es el papel parafinado (sirve también papel de aluminio) a temperatura no superior a los 14º (ideal 6º-10º, por ejemplo, cajón de las verduras de nuestra nevera).
  • El queso es de los poco alimentos que no pueden congelarse. El queso fresco precisa de una temperatura de 4º C, por lo que se conservara siempre en la nevera, en la parte alta. El queso blando se conserva poco tiempo, por lo que es aconsejable consumirlo lo antes posible. Es preferible comprar el queso entero ya que un queso abierto pierde cualidades .Para conservar los quesos una vez empezados, cubrir la cara del corte con papel transparente. Para apreciar todas las cualidades del queso, es importante sacarlo de la nevera una hora o hora y media antes de consumirlo, procurando además cortar sólo la cantidad que vamos a consumir.
  • Los ajos, cebollas y patatas no se deben guardar en la nevera. Hay que conservarlos en un lugar fresco y sin luz. Lo ideal es algún tipo de bolsa de papel o tela –ya que deben respirar y el plástico no es adecuado- para evitar la luz. Si reciben mucha luz solar pueden comenzar a germinar y se arruinan.
  • Con la conservación de los tomates se cometen muchos errores. El principal es utilizar el frio para su conservación. Los tomates verdes, se conservan de manera distinta. Para preservar su calidad durante mayor tiempo, hay que colocar los tomates con el tallo hacia abajo en una bandeja o dentro de una bolsa de papel o recipiente con papel absorbente y que puedan respirar. Es recomendable situarlos en un lugar fresco, aunque no refrigerado, hasta que los tomates se vuelvan rojos y, por ende, maduren. Cuando los tomates han madurado es el momento de conservarlos en el refrigerador. Así, podemos conservarlos en el frigorífico durante unos 3 o 5 días. Es conveniente colocarlos en una bolsa de papel, con algunas aberturas, si se quiere disminuir la merma de agua. Recuerda sacar los tomates de la nevera al menos una hora antes de cocinarlo o comerlo. De este modo, ayudarás a que recuperen la temperatura ambiente y con ella su sabor.
  • La mayoría de las verduras, salvo las anteriormente indicadas, se deben conservar en la parte baja de la nevera en bolsas perforadas, para que puedan respirar. Hay que evitar el exceso de humedad, como puede ser las gotas de agua de la condensación del aire, y por dicha razón es una buena solución poner en cada bolsa papel de cocina para que retenga dicho exceso de humedad. Por supuesto, en cuanto alguna pieza se descomponga hay que tirar y limpiar bien para evitar la contaminación a otras piezas.
  • En general las frutas y cítricos es mejor no ponerlas en la nevera. El frio excesivo las deteriora y, además, sueltan ciertos gases que tienden a descomponer al resto de hortalizas y verduras. La excepción son las fresas, las uvas y el melón (sólo cuando ya está abierto).  Fresas y uvas se deben guardar en recipientes de plástico agujereados para que respiren. Sólo se deben lavar en el momento de su consumo ya que el exceso de agua acelera su deterioro. El melón abierto se protegerá con papel film.
  • Los huevos se pueden conservar a temperatura ambiente pero, una vez que se han introducido en la nevera, no se pueden dejar por mucho tiempo a temperatura ambiente o cerca de un foco de calor. La razón es que la cascara del huevo es porosa y el cambio de temperatura produce condensación sobre su cáscara y puede introducir en su interior gérmenes que prosperan muy rápidamente.
  • Los espárragos verdes, el perejil, cilantro o verduras semejantes se conservan mejor si se guardan como si fuera una planta. En recipientes de cristal con agua en su base que taparemos con una bolsa de plástico con agujeros para respirar y en la nevera.

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