4. Fenicios

4.1 Antecedentes

barco fenicio

Poco se suele estudiar de los fenicios en los colegios patrios, ensombrecidos por las grandes civilizaciones de la antigüedad. Ello obedece, tanto a un cierto embobamiento con las culturas greco romanas, como a una evidente ojeriza con todo lo que suene a comercio o actividad capitalista.

Mucho más pragmáticos que sus vecinos se orientaron a comerciar y ganar dinero y dejaron, para otros, las creaciones de grandes imperios y grandes construcciones. Esta orientación al comercio fue adoptada, igualmente, por sus vecinos los judíos. Tal vez debido a una posible mezcla genética.

Si bien es cierto que los hebreos, ahora judíos, lucharon durante cientos de años contra los cananeos (fenicios para entendernos) y finalmente conquistaron las tierras del actual Israel, la mezcla de ADN debió ser considerable. Por poner un ejemplo, los Evangelios destacan a Simón el Cananeo, refiriéndose al apóstol Simón (también conocido como «el zelote»), uno de los 12 discípulos directos de Jesucristo.

Con todo, la importancia del legado de la cultura fenicia en occidente, y por ende, en la española, es de una importancia gigantesca. Es pues, de recibo, dedicarles algo más de interés.

Son originarios de una zona costera que en la actualidad se corresponde con Israel, Palestina (la Franja de Gaza y Cisjordania), la zona occidental de Jordania y algunas zonas de Siria y Líbano.

Estos tipos fueron lanzados, literalmente, al mar por su geografía sin casi posibilidad de expandirse hacía el interior. La escasez de sus territorios y dificultad para que la agricultura o la ganadería fueran la base de su sustento, hizo que se las ingeniaran para producir refinadas artesanías y comerciar con todo el que se ponía a tiro de sus naves. De la necesidad, con trabajo e ingenio, hicieron virtud.

4.2 Avances técnicos

alfabeto fenicio

Los medios técnicos, de aquel entonces, eran muy precarios y la navegación de altura casi imposible y optaron por la navegación costera o de cabotaje fundando enclaves de comercio, posteriormente ciudades, por diestro y siniestro. A partir del siglo V a.C. comenzaron a utilizar técnicas de navegación mediante las estrellas y pudieron abordar mayores empresas.

Excelentes artesanos idearon avances sustanciales en sus navíos, como es el calafateado con betún , la combinación de vela y remo, la quilla y espolón o la creación de almacenes de repuestos náuticos para reparar con celeridad sus embarcaciones. Tales eran sus habilidades como navegantes que, según dicen, el faraón egipcio Necao II les encargo bordear el continente africano (600 a.C.). Claro que los testimonios de estos hechos provienen de Herodoto, y ya sabemos de la floreada imaginación griega. No obstante, algunos historiadores parecen conceder cierta veracidad a tamaña hazaña.

Partiendo desde el golfo de Suez bordearon el continente africano y entrando en el Mediterráneo por el estrecho de Gibraltar, o las columnas de Hércules. En la empresa parece que tardaron 3 años. Una hazaña, de ser cierta, poco reconocida pero de una magnitud, incluso más portentosa, que las navegaciones y descubrimientos que acontecieron más de quince siglos después.

No se quedaron atrás sus artesanos que fueron reclamados por Israel para edificar el palacio de David y el Templo de Salomón.

Para evitar la competencia mantenían en secreto sus conocimientos de navegación e, incluso, ideaban historías fantásticas de monstruos marinos, o el final del mar, para evitar que los competidores se adentrasen en ciertas zonas de su interés. Nuevamente las actuales «fake news» que para nada es algo novedoso, aun cuando, en aquellas épocas, no había organismos gubernamentales de la verdad oficial.

Desarrollaron el alfabeto, que luego adoptaron griegos, romanos, hebreos o musulmanes. Una solución inteligente para utilizar 22 símbolos que representen cada uno de los sonidos de su lengua. Su único objetivo era de carácter práctico y para facilitar el proceso comercial. No había nada de altruismo espiritual en las aportaciones de los fenicios, pero vaya si han contribuido al progreso de la humanidad.

Otros alfabetos, como los jeroglíficos egipcios o la escritura china, tenían miles de símbolos y su conocimiento estaba reservado a unos pocos, que se pasaban su vida tratando de aprender la ingente cantidad de caracteres (y eso si tenían una memoria prodigiosa, ya que en la escritura china hay unos 50.000 caracteres o pictogramas). Los fenicios pasaron de representar cosas a representar sonidos y listo. Ahora cualquiera podía aprender el alfabeto en días y representar los sonidos (es decir escribir), en un plazo de tiempo relativamente corto. Hoy, los más cursis, dirían que democratizaron la escritura pero su objetivo, como hemos indicado, no tenía nada de bondad populista. Cuando un sonido o fonema tiene una única interpretación gráfica y viceversa, el proceso de aprendizaje de la escritura es más sencillo y rápido (los que tratan de aprender inglés conocen de que hablamos).

Al tratarse de una representación de sonidos, el sistema de escritura podía ser utilizado con distintos idiomas, y esto representaba un éxito asegurado para su expansión (junto con las campañas de marketing realizada por los cientos de naves fenicias, que surcaban los mares).

A lo sumo, en otros idiomas, habría que añadir algún fonema específico. Por ejemplo, en latín se incluyeron la «j» o la «u», entre otras, igual que en el español moderno se tuvo que incluir nuestra amada «ñ», para quebradero los fabricantes de teclados, pero eso era todo.

Hoy los chinos siguen preguntándose, ¿cómo narices no se nos ocurrió a nosotros?

Algunos dicen que fueron los inventores del dinero, pero no es correcto. Mucho tiempo atrás, otras culturas como la china o la india, ya utilizaban algún tipo de producto a modo de dinero. Las primeras monedas de metales preciosos fueron acuñadas en Lidia (Asia Menor y actualmente Turquía), que estando relativamente próxima a las ciudades fenicias, no era tal. Lo que si aportaron los fenicios al capitalismo moderno fueron las cartas de crédito. Es decir, el intercambio comercial mediante la firma de un acuerdo de pago futuro (y con intereses si el pagador se demoraba).

En aquella época, a falta de banqueros, o de algún otro tipo de malvado capitalista, los fenicios, que eran lo más parecido, tenían que asumir la mala prensa, como ahora sus modernos sucesores. No hay más que ir al diccionario para entender la razón «[persona] Que tiene gran capacidad para los negocios y para obtener el mayor beneficio de ellos, o quien piensa exclusivamente en el enriquecimiento«.

El término fenicio, dirigido a otra persona es, en definitiva, un insulto. Hoy por hoy, menos utilizado (no tanto por haber reivindicado la figura histórica de los fenicios, y más bien por la incultura derivada de las leyes educativas, que con su obsesión por el igualitarismo, nos proporcionan un nutrido rebaño de borregos). Hoy es más utilizado, como insulto, palabras tales como banquero, capitalista o cosas similares.

 

4.3 Comercio fenicio

asentamientos fenicios

Estos inteligentes y esforzados fenicios fueron los primeros en desembarcar en la Península y los efectos civilizadores no tardaron en manifestarse. Nos centraremos, ahora, en el proceso de colonización fenicia en las costas de la Península. Pero, en realidad, y para ser justos, no se trató de una colonización en sentido literal, era más parecido al actual «top manta«, más o menos estable. Inicialmente fueron asentamientos comerciales que, además, necesitaban para hacer la navegación de cabotaje. Navegaban por el día, guiándose por el perfil de la costa, y pernoctaban en un puerto durante la noche. Es la razón de que la distancia entre los asentamientos fuera equivalente, aproximadamente, a un día de navegación. Además de la distancia entre asentamientos, es reseñable el patrón de los emplazamientos, en pequeños promontorios costeros, próximos a desembocaduras fluviales.

Fenicios en España

En la Península se inician los asentamientos en el s. X a.C. y hay, literalmente, cientos. El primero, y más importante, fue Gadir (Cádiz) en el 1104 a.C., digamos que año arriba o año abajo, que tanta exactitud me resulta sorprendente.

Ya en el siglo VII a.C. crean un importante asentamiento en baleares. Se trata de un lugar idóneo por su posición en las rutas que llegaban a Gadir, siguiendo las corrientes en un lugar clave para fondear y el avituallamiento de las embarcaciones. El triangulo Gadir, Baleares, Tiro se convierte en un verdadero emporio comercial.

En el Creciente Fértil, tres grandes ríos: Tigris, Éufrates y Nilo, experimentaban crecidas anuales e inundaban los llanos de sus riveras dejándolos cubiertos de un limo que era un excelente fertilizante. En este Creciente Fértil nació la cuna de nuestra civilización: Sumer, Babilonia, Asiria, Persia, Israel, Fenicia y Egipto. Su fantástico desarrollo y civilización se enfrentó con un problema: la escasez de materias primas minerales. Los fenicios, que sólo disponían de espléndidos bosques de cedros y el mar (y mucha inteligencia) decidieron aprovechar la coyuntura y aprovisionar de metales a sus poderosos vecinos, comerciando en las costas del Mediterráneo y, especialmente, en la zona de la desembocadura del Guadalquivir, es decir Gadir.

Con ciertas matizaciones, se puede decir que la capital fenicia es Tiro, desde donde parte la principal ruta comercial hacia Gadir. El profeta mayor de Israel, Ezequiel, alaba la gloria de la ciudad:

«Oh, Tiro princesa de los puertos, mercado de innumerables pueblos costeros. En el corazón de los mares estaban tus fronteras. Tarsis comerciaba contigo por la abundancia de toda riqueza. Plata, hierro, estaño y plomo daba por tus mercancías. Las naves de Tarsis formaban tu flota. ¿Quién era semejante a Tiro en medio del mar? Al desembarcar tus mercancías saciabas a muchos pueblos. Con tu opulento comercio enriquecías a los reyes de la tierra

En Aznalcóllar y Río Tinto, a juzgar por la cantidad de restos de escoria encontrados, podemos deducir que la explotación minera fue duradera y exhaustiva. Diodoro nos dice que la plata tartésica (como ya hemos comentado era como denominaban los griegos a dicha zona) era adquirida a los nativos a cambio de objetos de poco valor. Nos cuentas, las fuentes clásicas, que era tal la abundancia de plata en Tartessos y tal la avidez de Siria por obtenerla, que las naves fenicias hacían sus anclas con este metal, para aprovechar al máximo la carga del barco. Hoy diríamos que los malvados fenicios esquilmaron las riquezas de nuestro suelo patrio. Claro, que si nuestros antepasados hubieran tenido conocimientos de navegación, y cualidades comerciales, habían hecho exactamente lo mismo. Pura envidia, que los más tontos tienen de los más capaces, que le vamos a hacer.

En sentido inverso y, entre otros muchos conocimientos, trajeron a nuestras tierras las gallinas domésticas, el olivo, la vid o el torno de alfarería. Hoy, 27 siglos después, muchas familias españolas se ganan el sustento gracias a estos cultivos, y hemos hecho enseña nacional de nuestros vinos y nuestros aceites. Deberíamos agradecérselo a los fenicios, y ser más considerados con su recuerdo histórico. ¿No os parece amables lectores?

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