5.1 Antecedentes
Pues si, mis curiosos lectores, los griegos también decidieron visitar la Península Ibérica, que parece que la atracción turística de estas costas mediterránea viene de lejos. Según parece, dichas visitas comenzaron en el 600 a.C., especialmente en la zona de la costa catalana. Es decir, casi cuatro siglos después de los primeros asentamientos fenicios.
El proceso se inicia tras la fundación de Massalia (actualmente Marsella) en el sur de Francia y, posteriormente se instalaron en Emporion, en la costa de Gerona, y actualmente Ampurias. Se estima que la fundación de este puesto comercial se produjo en el 575 a.C. y, desde ahí, se fueron creando nuevas colonias en dirección sur, como Denia y Alicante.
Además, si nos fiamos de los historiadores griegos (que ya he dicho que mejor no), también los helenos llegaron a Tartessos y comerciaron con el mítico rey Argantonio, en la primera mitad del siglo VI a.C. (es decir antes de la fundación de Emporion). Aunque ya sabemos que de estos datos no se tienen pruebas arqueológicas. Se trata de un mercader, Kolaios de Samos, que se encontró con un temporal que le hizo cruzar las Columnas de Hércules, y por tanto llegando a Tartessos. Por alguna razón, fue bien acogido por los nativos y cargó su nave con tantos productos que, cuando regreso, él y su tripulación se hicieron ricos. Claro que conociendo el gusto heleno por las fantasías y el arte escénico, deberíamos tomarnos estas narrativas con escepticismo.
Aunque los griegos compartían con los Fenicios sólo un interés comercial, se diferenciaron de éstos en el hecho de que construyeron, desde el inicio, verdaderas ciudades (polis) y no sólo puestos comerciales.
5.2 Influencia
Lo que resulta indudable es que la presencia griega en la Península fue, en lo referente a número de asentamientos, muy inferior a la fenicia. Es de aplicación el dicho: “el que pega primero, pega dos veces” y los fenicios llegaron antes y se aseguraron su supremacía en la Península.
En los escritos griegos hay referencia a colonias fundadas más al sur de la de costa peninsular de las que nunca se han conseguido encontrar evidencias arqueológicas. Algunos dicen que estas referencias, que parecen no tener sustento físico, o incluso el mito de las relaciones comerciales de los griegos con Argantonio, son una especie de montaje político tendente a tratar de conseguir una cierta legitimidad en la zona (me apunto al grupo de mal pensados). Los griegos, temerosos de la competencia comercial y política de los cartagineses (primos hermanos y herederos de los fenicios), acabaron llamando a los romanos en su ayuda.
Daría la sensación que los libros de texto otorgan una relevancia al contacto entre helenos e íberos equivalente a la que tuvieron los fenicios y no fueron, ni de lejos, equiparables. Sucede que los helenos tienen una mejor imagen histórica, más dados a la cultura, a las bellas artes o la filosofía en contraposición con los más materialistas y prácticos fenicios. Los helenos me recuerdan a los supremacistas culturales de la izquierda política, muy dados a las bellas artes y opuesto a lo práctico y al libre comercio (hoy dirían al malvado capitalismo).
A esto habría que unir que los únicos asentamientos relevantes en la Península se encuentran en la zona catalana y, ya sabemos, de una cierta inclinación supremacista de los pobladores de la zona. Otorga más prestigio ser herederos de la cultura griega que no de la fenicia.