Un buen pollo asado sólo requiere controlar del proceso de asado. Es preferible que sea fresco y que este a temperatura ambiente para que el asado sea homogéneo.

Salpimentar el interior del pollo y rellenar el pollo con el limón cortado en cuartos y el beicon. Atar las patas y cerrar el pollo. Salpimentar el exterior del pollo y untar con algo de aceite o manteca y espolvorear un poco de harina en la piel para que quede más dorado. Colocar en la asadera del horno con la pechuga hacia abajo. No es necesario añadir aceite o líquidos. Soltara sus propios jugos.:

Precalentar el horno a 220º durante 10 minutos. Introducir la bandeja y dejar cocinar unos 15 minutos. Pasado ese tiempo voltear el pollo para que la pechuga quede hacía arriba. Dejar cocinar durante otros 30 minutos. Cuando el pollo comienza a dorar bajar el horno a 170º y dejar cocinar durante unos 40 minutos. Si queremos que el pollo quede más dorado podemos poner el grill pero cuidando que no se queme la piel del pollo (especialmente las pechugas) para lo que podemos poner una protección de papel de aluminio sobre las pechugas.

Retirar y trocear en cuatro cuartos: dos pechugas y dos muslos con sus contra muslos dejando sólo la caracas y el esternón. En la misma asadera pondremos el limón y el beicon que habíamos introducido así como la carcasa del pollo y añadir un vaso de agua. Llevar a hervir y reducir la salsa. Colar y presentar en una salsera. Si se quiere se puede retirar de la superficie el exceso de grasa de la salsa.

El acompañamiento perfecto son unas patatas fritas o unas patatas panaderas.

Si se quiere se puede inyectar brandy con una jeringuilla de cocina. Quedará más jugoso.

Los tiempos son orientativos ya que dependerá de cada horno y del tamaño del pollo. Las temperaturas y tiempos se refieren a un horno eléctrico y no de gas.