Ingredientes (4 raciones)
Restos de carne de cocido
2 vasos de leche entera
75 gr. mantequilla
75 gr. de harina
4 tazas
3 tazas de pan rallado
2 huevos duros
2 huevos
1 vaso de aceite de oliva extra virgen
Receta
Cocer un par de huevos. Mientras trocear los restos de pollo, jamón y carne de morcillo que han sobrado del cocido. Lo más rápido y cómodo es utilizar la picadora eléctrica.
En una sartén poner 75 gramos de mantequilla a derretir. Enseguida añadir 75 gramos de harina y dejar que se tueste ligeramente para que las croquetas no tengan sabor a harina.
En un cazo calentar dos vasos de leche entera. Cuando está caliente añadir en pequeñas cantidades en la sartén con la harina removiendo, enérgicamente, con una varilla de silicona. Sólo incorporar más leche cuando la anterior ha sido absorbida por la harina para evitar los grumos.
Añadir los huevos picados, una pizca de sal y una pizca de nuez moscada y los restos picados del cocido. Seguir removiendo
Hay que seguir removiendo, continuamente, durante unos veinte minutos y hasta que la masa se desprenda de la sartén. Es una masa para croqueta y no una bechamel líquida. Cuando la masa se desprenda de la sartén sin dejar restos estará lista. Depositar en una bandeja de cristal, tapar con papel film y dejar en la nevera durante un par de horas.
Dar forma a las croquetas ayudándose de una cucharadita de café y las manos. Pasar por pan rallado, huevo bien batido y nuevamente pan rallado. Deben quedar bien selladas y sin grietas para evitar que absorban aceite durante la fritura y que salga el relleno. Una vez rebozadas hay que dejar que reposen y que el huevo selle las croquetas durante unos veinte minutos en la nevera.
Freír en abundante aceite bien caliente hasta que estén doraditas. Se hacen en pocos minutos y sólo hay que poner unas cuatro croquetas cada vez para evitar que el aceite pierda fuerza.
Las croquetas más tradicionales son las jamón y las de cocido pero se pueden utilizar otros ingredientes. En vez de utilizar sólo leche se puede utilizar leche y otros líquidos (por ejemplo algo del caldo de cocido o caldo de jamón) para dar más sabor a las croquetas.
Una vez rebozadas se pueden guardar bien protegidas en el congelador y estarán perfectamente listas para cuando queramos usarlas (incluso sin que estén totalmente descongeladas).
Si las croquetas están bien frías de la nevera será más sencilla la fritura ya que el exterior se sellará antes de que la bechamel se ponga excesivamente líquida y se salga por alguna posible grieta del rebozado.