Las cigalas frescas gordas (más de 100 gr por unidad) son uno de los mariscos más apreciados que, no obstante, tienen un precio escandaloso y se reservan para contadas y muy especiales ocasiones. Hoy se pueden encontrar cigalas congeladas de menor calibre (unos 50 gr la unidad) y otras más pequeñas que conviene preparar en forma distinta.

Cada cigala se coloca con las patas hacía arriba y con un buen cuchillo se corta longitudinalmente. Comenzando desde la cabeza hasta llegar a la cola. Hay que hacer dos partes pero sin que se separen.

En una plancha se pone un poco de aceite de oliva extra virgen que se reparte con un papel absorbente de cocina y se elimina todo el exceso. Sólo debe quedar una película para que no peguen las cigalas.

Cuando la plancha esté suficientemente caliente se ponen las cigalas por la parte no abierta durante dos minutos y, posteriormente, se dan la vuelta y se mantienen durante otros dos minutos.

La cigala está lista cuando la carne se pone blanca y comienza a desprenderse del caparazón. Una vez que las hemos sacado esparcimos algo de flor de sal y, según el gusto, se puede poner algo de perejil picado.