Louis Pasteur nació el 27 de diciembre de 1822.
Los viticultores franceses le pidieron ayuda para evitar que el vino se avinagrara. Comprobó que en el vino avinagrado había unas células de levadura distintas a las que había en el vino no avinagrado. Probo a calentar suavemente el vino para matar las células y a envasar. Es la técnica que hoy conocemos como pasteurización. Consecuencia natural de la teoría germinal de las enfermedades, cuyos inicios datan de sus primeros trabajos, son las vacunas contra varias enfermedades incluida la hidrofobia. Para ello se utilizaba la técnica descubierta por Robert Koch para el cultivo de gérmenes patógenos. De todos los descubrimientos médicos de la historia, el más grande quizá sea el de la teoría germinal de Pasteur. Una vez adoptada esa teoría fue posible combatir sistemáticamente las enfermedades. Podía hervirse el agua y tratarla químicamente; la eliminación de desperdicios se convirtió en una ciencia; en los hospitales y en la preparación comercial de productos alimenticios se adoptaron procedimientos estériles; se crearon desinfectantes y germicidas; y a los portadores de gérmenes, como los mosquitos y las ratas, no se les dio ya tregua.
La adopción de estas medidas trajo consigo una disminución de la tasa de mortalidad y un aumento de la esperanza de vida. La esperanza de vida del varón norteamericano era de treinta y ocho años en 1850; hoy es de sesenta y ocho. A Louis Pasteur y a sus colegas científicos hay que agradecerles esos treinta y ocho años de regalo.