- Preparar los hígados: Limpia cuidadosamente los hígados de pollo retirando cualquier grasa o tejido. Corta en trozos y sazona con sal y pimienta al gusto.
- Pochar el sofrito: En una sartén amplia, añade un poco de aceite de oliva virgen extra y pon a pochar a fuego medio la cebolla picada junto con una hoja de laurel, ajo picado y una pizca de guindilla (puedes usar una cayena desmenuzada para un toque de picante). Cocina hasta que la cebolla esté blanda y translúcida.
- Cocinar los hígados: Incorpora los hígados de pollo a la sartén y saltea a fuego medio hasta que tomen color, asegurándote de que se doren ligeramente por fuera.
- Añadir el vino y el agua: Agrega medio vaso de vino blanco y un poco de agua para que cubra parcialmente los hígados. Reduce el fuego y deja cocinar a fuego lento durante unos 30 minutos, removiendo ocasionalmente.
- Textura de la salsa: Asegúrate de que los hígados queden jugosos y con un poco de salsa; evita que se sequen demasiado durante la cocción.
- Acompañamiento: Sirve los hígados con un acompañamiento de arroz blanco, que es perfecto para absorber los sabores de la salsa.